Todavía escribo para una de las webs de mi última empresa. Aquí podéis leer uno de los últimos artículos que me han publicado.
I still write for one of the webs of my last job, you can read my one of my last articles, here.
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Exposiciones de pago I
Pippilotti Rist
Partido amistoso – Sentimientos electrónicos
8 de Julio- 1 de Noviembre
Fundació Joan Miró
La muestra de Pippilotti Rist que acaba de terminar en la Fundación Joan Miró permitía hacerse una idea bastante ajustada del trabajo de esta artista de origen suizo, una de las más reconocidas dentro del videoarte. Rist, ganó el Premio 2000 en la Bienal de Venecia de 1997 y a partir de entonces ha podido colaborar y crear proyectos para las instituciones de arte moderno más importantes a nivel internacional, como Pour your body out, realizada para el MOMA en 2008.
Esta muestra era una mezcla entre trabajos más antiguos (1996-2004), otros recientes, la mayoría (2007-2009), y dos instalaciones creadas específicamente para ella, Tiempo libre y Doble luz, en la que utilizaba una de las esculturas de Joan Miró de la colección permanente de la Fundació.
En la primera sala se encontraban Lápida para RW, de 2004, una lápida sobre un montón de hojas secas que tenía un monitor dentro en el que podíamos ver un vídeo. Roten Wolken, Nubes Rojas, era el nombre de la persona enterrada bajo esta piedra negra.
Junto a ella estaba ¿Por qué te vas?, de 2003, un pequeño monitor de LCD destrozado colocado encima de un tendedero de madera también a escala, que proporcionaba una sensación de inestabilidad total a la instalación, y también la impresión de haber sido roto en un arrebato de ira.
La siguiente instalación, modelo chill-out, era Sorbe mi océano, la más antigua, de 1996. Una proyección en sin fin sobre dos paredes haciendo esquina, con cojines y moqueta en el suelo para poder tumbarse, y cuyo audio era Wicked Game, el hit de Chris Isaak versionado por la propia Rist. Realmente hipnótica, mezclaba imágenes bajo el agua (el océano del título) con otras más abstractas.
Otra de las instalaciones en las que se invitaba a tumbarse al visitante era Gravedad, sé mi amiga, de 2007, una videoproyección en el techo en la que se reflexionaba sobre la gravedad, con imágenes de paisajes otoñales, hojas cayendo o mecidas por el viento, una niña jugando tomada desde diferentes puntos de vista…
También en Lóbulo pulmonar, de 2009, se proyectaban las imágenes en tres paredes y debíamos tumbarnos en el suelo para apreciarla mejor.
Quizás la proyección más espectacular era Mujer de lluvia, de 2009, donde el vídeo se mostraba sobre una pared que recreaba una cocina completamente blanca.
Tiempo libre, creada para la exposición, eran varias gasas suspendidas sobre el techo donde distintos proyectores superponían frases que invitaban a reflexionar y a pasear entre ellas a los visitantes a la muestra, como La teva suor fa bona olor (tu sudor huele bien).
La última instalación, Doble luz, también creada para la exposición, partía de la escultura Femme, realizada por Joan Miró en 1968, un símbolo masculino de bronce, y sobre ella se proyectaban las imágenes de Rist. Proponía un diálogo entre los dos creadores, en el que la proyección potenciaba la escultura.
Quizás esta última instalación era la que resumía el tono de la muestra, pues si había algo que unía y podía establecer un hilo conductor entre todas las obras era su carácter profundamente femenino. Predominaban las imágenes con mujeres, muchas veces la propia Rist, niñas, plantas, flores, la cocina, y colores como el rosa y el rojo, elementos de simbología bastante clara. La portada del catálogo era una niña mordiendo una manzana.
A pesar de estos elementos simbólicos, los videoartes de Rist son bastante inconexos, buscando dejar una impresión o una sensación en el espectador por encima de comunicar un mensaje claro y definido. Otra constante de sus imágenes es su belleza formal, puesto que son muy hermosas, dejando de lado simbologías más o menos obvias.
El propósito de Rist es conseguir que nos relajemos y que disfrutemos de las imágenes, por eso coloca cojines en el suelo y se sugiere al espectador que se tumbe en varias de las obras. Y salí de la muestra con una enorme sensación de bienestar y de relajo, pero sin poder obviar que también me salían las flores y las manzanas por las orejas. Es decir, que las instalaciones eran impresionantes, pero su temática a mí me resultó demasiado repetitiva.